MAGNIFITAC
Dos primas. Una más mayor y la otra más joven. Las dos están inesperadamente embarazadas. Cuando las dos se encuentran, sus cuerpos son atravesados por una alegría incontenible. Una dice: “Ave, María” y la otra, arrebatada, le responde: “Magnificat!”
“MAGNIFICAT” tiene lugar como un viaje. María Moreno hace de guía. Bailando, nos lleva a través de una sucesión de paisajes que hablan de estados del alma y del cuerpo. Pero el baile no llega solo, no viene de la nada: hace falta preparar el espacio, hace falta convocar a los cuerpos cómplices y, sobre todo, hace falta agarrar con fuerza los estribos del tiempo. María hace uso de su poderío para crear con su movimiento y su baile, las condiciones necesarias para que brote la alegría. Ella es la maestra de ceremonias y en ella se apoya todo el transcurrir dramatúrgico de la obra.